La caza: Don´t feed the troll [SPOILER]

Análisis de películas
Publicado: 28 Marzo 2020
Escrito por Jorge Rodríguez Patiño

ADVERTENCIA SPOILER: El artículo que va a leer a continuación hace referencia a partes de trama de la película, no seguir leyendo si no quiere que le destripemos parte de la película

La cacería o la ley de Danth

Uno de los grandes aciertos de La caza (Hispanoamérica: La cacería. | The Hunt, Craig Zobel, Estados Unidos, 2020) es que desde el inicio aniquila cualquier pronóstico que pueda tener el espectador. Al igual que Scream en su época, toma a una actriz conocida (Emma Roberts) y la coloca en el centro de la atención. En menos de un minuto, la cabeza de Roberts estalla frente a nuestros ojos y el foco de atención va pasando de un personaje a otro, pero cada uno de ellos va muriendo. Al final, el espectador termina sintiendo que nada es seguro. O mejor dicho, todo es posible.

Además, está el argumento. Como película inmersa en el género de cacería humana, La caza cumple con todos los tropos: personas injustamente cazadas por uno o varios perversos, pero luego de varias peripecias, los perseguidos terminan sobreviviendo y los cazadores se vuelven las presas. En ese sentido, el filme es bastante convencional y predecible; es en el tratamiento del tema donde en realidad destaca.

Al inicio, se nos presenta a las víctimas como parte de la clase trabajadora norteamericana, mientras que los perseguidores forman parte del 1%. El juego se antoja, así, como una denuncia social —ingenua y superficial si se quiere, pero denuncia al fin y al cabo—: el rico perverso que disfruta de atormentar a los desprotegidos. Es entonces cuando nos enteramos que esos desprotegidos son racistas, clasistas, extremistas, críticos del cambio climático, simpatizantes de ideas de ultraderecha, conspiradores y demás, que las cosas se ponen interesantes.

Si bien muchos de estos personajes representan a individuos detestables, el espectador se ve afectado desde el primer momento con su sufrimiento y no le queda más remedio que ponerse del lado de la víctima. No importa que tan horribles personas sean en la vida cotidiana, el verlos perseguidos sin ningún sentido nos hace desear que se salven.

la caza mujer escondida de su cazador

Los perseguidores, por otro lado, no hacen sencilla la identificación. Podrán ser liberales, simpatizantes de izquierda, promotores de los derechos civiles, el feminismo y el multiculturalismo, pero lo cierto es que no dejan de ser una clase privilegiada que tiene los recursos para organizar un evento de tales magnitudes. Además, es su extremismo el que los hace tan aberrantes como a los que persiguen: el lenguaje de lo políticamente correcto que nos les permite hilar una frase por miedo a ofender a alguien, la superioridad moral del SJW —justicieros sociales—, el altruismo narcisista del progre, etcétera.

En pocas palabras, no hay a cuál irle. Ambos bandos resultan nefastos y eso es, precisamente, el otro gran acierto de la cinta. El director Craig Zobel logra hacer una eficaz metáfora de las discusiones que se suscitan en las redes sociales.

Al ver el filme, es inevitable sentir que hemos aterrizado en una discusión de Twitter donde ya no importa quién tiene la razón —¿acaso alguien la tiene?—, sino quien termina derrotando a su oponente. La verdad, los hechos, los datos, son solo importantes cuando se pueden manipular a favor del argumento.

Entre las diferentes Leyes del Internet encontramos una llamada la Ley de Danth —o Ley de Parker, según quien creas que ganó la discusión— que dice que si una persona se ve en la necesidad de insistir en que ha ganado una discusión, es porque probablemente la haya perdido en realidad.

En resumen, no hay ganadores en una discusión por internet y, en lo personal, creo que tampoco debería haberlos en La caza. No obstante, en este aspecto, el director prefiere adoptar una narrativa bastante convencional de tres actos. A los pocos minutos, el filme se vuelve predecible, aunque no deja de ser entretenido, precisamente porque logra representar esa agresividad virulenta que abunda en las redes, pero también en la sociedad, especialmente la norteamericana.

la caceria escena de violencia

En 2013, Santiago Roncagliolo publicó en El País un artículo titulado Yo se quien no ganará el Nobel, donde dice lo siguiente:

El concepto fundamental de la cultura americana es el terror. Decenas de miles de personas mueren cada año por arma de fuego, pero la población se niega a controlar las armas, porque temen se quede con la suya justo el psicópata de su vecindario. El gasto militar de Estados Unidos es el mayor del mundo, y supera al de los siguientes diez países de la lista sumados. Los citados Lovecraft y Poe eran americanos, como los grandes cineastas de terror de todo el siglo XX (Hitchcock no cuenta, lo suyo es suspense). Los norteamericanos temieron primero a los comunistas; luego, a los narcotraficantes, y ahora, a los musulmanes, y en cada etapa invadieron distintos países y rodaron distintas películas al respecto. Es el país más religioso de Occidente, es decir, el que más teme a la muerte. La política, la vida y el entretenimiento están teñidos de pánico, empapados en miedo ¿Y quién es el gran escritor del miedo? Les daré una pista: no es Jonathan Franzen.

La mayoría de las películas del género de cacería humana tienden a denunciar al enemigo, creando paranoia en el espectador, alentando su miedo. Muestran a ese Otro como un perverso que solo disfruta atormentando a sus víctimas, gozando su propia perversión. Esto, por supuesto, no resuelve los conflictos reales sino que solo alienta la fantasía de que hay un Otro moviendo los hilos, manipulando las cosas para que al resto de la población le vaya mal. Sin duda, una salida fácil a situaciones que son siempre mucho más complejas.

La caza, por el contrario, no se traza el objetivo de crear un enemigo; lo que denuncia, en realidad, es el miedo mismo. Eso y la agresividad contenida, las ganas de matar al otro a como de lugar, aun si eso implica nuestra propia muerte.

Moraleja: don´t feed the troll.

Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies Más información