Crítica: Historia de un matrimonio [Ligero Spoiler]

Crítica
Publicado: 18 Febrero 2020
Escrito por Jorge Rodríguez Patiño

ADVERTENCIA DE LIGERO SPOILER: El artículo que va a leer a continuación hace una ligera referencia a partes de la trama (argumento) de la película, le destriparemos algunos asuntillos de la película.

Grandes actuaciones, pero muy floja en el aspecto formal

En Historia de un matrimonio (Marriage Story, Estados Unidos, 2019), Noah Baumbach nos propone un escenario vacío para que sus dos actores principales lo llenen con su talento, lo que termina siendo tanto una virtud como una deficiencia.

En términos formales, la película es bastante floja —cine de talking heads, campo y contracampo al hartazgo y una fotografía plana—. No obstante, es en el guion y la parte histriónica donde realmente se ubican sus fortalezas.

El guion, del propio Baumbach, resulta un trabajo conmovedor y muy bien logrado, que retrata eficazmente las vicisitudes del matrimonio y el vehemente proceso del divorcio. En él, se nos presenta a Nicole, una talentosa actriz que ve como su figura y talento se van opacando con el paso de los años por el genio de su marido, Charlie, un director de teatro demasiado enamorado de si mismo como para poner atención a cualquier otra cosa.

Nicole siente como va perdiendo su voz e identidad, al punto que se vuelve incapaz de expresar sus verdaderos sentimientos. Si bien, en su caso, el abuso que sufre no es físico, esto no quiere decir que no exista. Por el contrario, la personalidad de Charlie es avasalladora hasta el extremo de tener la última palabra en todo. Pero lo peor es su soberbia, que le impide ver más allá de si mismo, lo que se manifiesta en la patente indiferencia que muestra hacia su esposa, a quien termina considerando una extensión de si mismo. Si él está bien, ella debe estar bien.

historia de un matrimonio escena de la pareja distanciada

Resentida, Nicole va perdiendo la capacidad de comunicarse y cuando decide divorciarse, ya ni siquiera puede decirle a su esposo las razones por las que se enamoró de él. Se siente molesta y una separación amistosa no es suficiente para mitigar su emoción. Es entonces cuando conoce a Nora, una abogada implacable que se especializa en divorcios. Pronto, Nora se vuelve la voz de Nicole y le ayuda a expresar su descontento. Por supuesto, esto no es bien recibido por Charlie, quien por primera vez en mucho tiempo es obligado a salir de su impasibilidad y a asumir la responsabilidad de sus actos.

Por supuesto, muchos podrán opinar que lo que hace Nicole es exagerado; incluso, se puede calificar de traición, toda vez que el matrimonio había acordado separarse de forma amistosa, sin abogados de por medio. Pero lo cierto es que ambos tienen responsabilidad en el asunto. En ese sentido, un gran acierto de la película es que nos muestra ambas caras de la moneda, de forma que al espectador le cuesta trabajo tomar partido, ya que ninguno de los dos parece tener la razón, o mejor dicho, ambos la tienen. Así pues, esta película no se trata sobre quién está en lo correcto, sino que pretende, simplemente, retratar los aspectos y consecuencias de un evento tan disruptivo como lo es la disolución de un matrimonio.

Nicole está molesta y de alguna forma quiere recuperarse a si misma, reencontrar a esa persona que se ha ido perdiendo durante sus años de matrimonio. Por el contrario, Charlie juega a ganar, como siempre lo ha hecho. No obstante, al final, descubre que, para que la relación funcione, debe ceder. Lamentablemente, esto lo aprende demasiado tarde.

Aunque no todo está perdido. Aún existe amor entre ellos. Por supuesto, no un amor romántico, sino aquel que resulta de su convivencia a lo largo de los años y que está representado en Henry, su hijo. De hecho, es él quien termina expresando el amor que ambos se tienen y que son incapaces de reconocer. En una de las secuencias más conmovedoras del filme, Henry —quien presenta problemas para leer— le comparte a su padre la carta que Nicole se rehúsa a leer al principio del filme, donde expresa las razones por las que se enamoró de él en primera instancia. Charlie comprende, entonces, que el amor entre ellos se ha transformado. No son ya un matrimonio, pero eso no significa que todo se haya terminado entre ellos.

historia de un matrimonio escena con su hijo

En definitiva, Baumbach logra un guion bastante sólido, si bien se siente desprolijo en algunas partes. Por momentos, se echan de menos esos momentos de frescura como los de Mientras somos jóvenes (While we´re young, Noah Baumbach, Estados Unidos, 2014) y Frances Ha (Frances Ha, Noah Baumbach, Estados Unidos, 2012).

Sin embargo, es innegable que los momentos de intensidad están muy bien plasmados. Por supuesto, eso no importaría si no contara con buenos actores para dar vida al guion. En este caso, Scarlett Johansson y Adam Driver están fenomenales. Johansson logra una buena actuación, contundente y conmovedora, pero es, sobre todo Driver quien se echa el peso de la película sobre los hombros. Driver llena la pantalla en cada secuencia que aparece. Su registro es amplio, si bien es de esos actores que no requiere de muchos aspavientos para brillar. Su actuación no solo es convincente, sino que está minuciosamente confeccionada. Y aunque por momentos es intensa, mantiene la emoción en una proporción adecuada, sin exagerar, lo que permite que el espectador no solo se identifique, sino que empatice con él.

Por otro lado, es todo un privilegio ver la actuación de Ray Liotta como Jay Marotta, el feroz abogado que contrata Charlie para que le represente, en un intento por contrarrestar el implacable ataque de Nora, interpretada por Laura Dern, que si bien está muy bien, no deja ser una copia descafeinada de Renata Klein, su personaje en Big Little Lies. En ese sentido, me parece que la nominación al Oscar es más simbólica que otra cosa, ya que, sin duda, no es su mejor actuación.

Por último, cabe decir que Alan Alda y Wallace Shawn aún brillan en pantalla. Un placer verlos, como siempre.

Por último, resta decir que Historia de un matrimonio es un tratamiento intimista que, por momentos, pretende emular a Annie Hall (Annie Hall, Woody Allen, Estados Unidos, 1977) o Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, Ingmar Bergman, Suecia, 1973), pero lo cierto es que Baumbach se queda corto, pues no cuenta con la genialidad de Woody Allen o de Ingmar Bergman. De hecho, hay partes donde el ritmo se siente un poco atropellado, lo que la hace, más bien, semejante a Kramer contra Kramer (Kramer vs. Kramer, Robert Benton, Estados Unidos 1979) o a Después del amor (Shoot the moon, Alan Parker, Estados Unidos, 1982).

En todo caso, se trata de un filme decente y muy bien logrado. Insípido en la parte formal y, aunque por momentos se toma un poco demasiado en serio, no deja de ser un buen retrato de lo tormentoso y complejo que puede llegar a ser el divorcio, algo que Baumbach sabe muy bien, luego de su separación con la actriz Jennifer Jason Leigh.

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